
Los cuentos de hadas
Cómo muchas sabéis, yo estudié psicología, y en concreto me especialicé en psicoanálisis. Me recuerdo a mí misma, escribiendo mi tesis de final de máster, en la que hablaba de los cuentos de hadas, y pensando: “cuando tenga un hijo, le voy a contar todos estos cuentos.” Pero, como muchas otras cosas, esta también ha pasado a ser para mí una cuestión de debate interno. Vistos con una mirada de género, los cuentos de hadas me parecen machistas, perpetuadores de roles y no inclusivos. Esta mirada choca frontalmente con la mirada que tenía durante mis estudios de psicología. Así que, como persona inquieta que soy, decidí volver al libro que me apasionó sobre los cuentos de hadas. Se titula “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” de Bruno Bettelheim.
Y me ha vuelto a apasionar. Hace falta decir que el libro fue escrito en 1976 y necesita una clara actualización incluyendo a los nuevos modelos de familia y el feminismo. Pero dicho esto, y con esta mirada crítica:
¿Porqué son necesarios los cuentos de hadas?
Los cuentos de hadas, a diferencia de cualquier otra forma de literatura, llevan a les niñes a descubrir su identidad y vocación, sugiriéndole qué experiencias necesita para desarrollar su personalidad y carácter. Todas estas historias insinúan que existe una vida buena y gratificante al alcance de todes, a pesar de las adversidades, pero solo si no nos apartamos de las peligrosas luchas y aventuras, sin las cuales nunca llegaremos a alcanzar nuestra verdadera identidad.
La mayoría de las versiones de los cuentos de hadas que les niñes tienen a su alcance son versiones dulcificadas y descafeinadas, que atenúan su sentido y les quitan cualquier significado profundo (hablo de versiones como las de las películas Disney). Versiones en la que los cuentos se convierten simplemente en una distracción.
En los cuentos de hadas tradicionales los procesos internos de les niñes (sus conflictos, sus sentimientos, sus dilemas, sus miedos) salen al exterior y se hacen comprensibles al ser representados por personajes de una historia. Los cuentos de hadas nunca pretenden describir el mundo tal como es, ni tampoco aconsejar lo que deberíamos hacer, el cuento es terapéutico porque nos ayuda a encontrar nuestras propias soluciones, aquellas que nos son útiles en cada momento vital y que nos tocan a nosotres mismes. Ayudan a les niñes a encontrar recursos para hacer frente a interrogantes y conflictos universales e inevitables que tanto niños como niñas enfrentan desde muy pequeñxs. Mediante los cuentos se ponen palabras a experiencias como el abandono, la rivalidad, los sentimientos ambivalentes hacia los padres, la pubertad, el temor a la sexualidad… Gracias a la magia de los cuentos encuentran un buen escenario para abordarlas y elaborarlas. Así, tienen una función de crecimiento interno, tal y como dice Bettleheim llegan al inconsciente de les niñes, les permiten hacer frente a realidades en vez de evadirlas.
Además, los cuentos de hadas no exigen nada, proporcionan a les niñes seguridad, esperanzas y mantienen la promesa de un final feliz. Tal y como dijo Lewis Carrol, son un regalo de amor. Se les suele conocer también como el género en el que todo es posible. Y este poder incluye muchas cosas: poder de nombrar, de expresar, de comprender, de elaborar, de nombrar, de fantasear…
Entonces ¿son machistas los cuentos de hadas?
Cómo os decía, Bruno Bettleheim no entra en esta cuestión, que es la que a mí me parece más importante, pero os puedo contar algunas conclusiones que he sacado.
Uno de los problemas que yo veía básicos de los cuentos es la poca sororidad entre personajes femeninos que veo en ellos. Entiendo la rivalidad entre nosotras como la principal arma del patriarcado, y por eso me enfada tanto lo que sucede en los cuentos de hadas: madrastras, brujas…
No me enrollaré aquí con temas de psicoanálisis profundos, porque a mí me apasionan pero sé que no a todo el mundo. Así que, resumiendo mucho, todxs estos personajes tienen una clara función. A les niñes les cuesta entender que sus madres y padres a veces sean amorosos, cariñosos y dulces y en otras ocasiones se enfaden y muestren rabia y mal humor (volvemos al tema de lxs ma/padres suficientemente buenos)La mente del niñe no está preparada aún para aceptar estas dos realidades dentro de la misma persona. Así, en los cuentos de hadas se separan estas dos realidades en dos personajes distintos. En el caso de personajes femeninos (representación de la madre) el hada y la madrastra. Y en el caso de personajes masculinos (representación del padre) el lobo y el cazador. A través de esta separación les niñes encuentran tranquilidad y alivio, sabiendo que aunque a veces haya un personaje malo, el bueno siempre va a estar para protegerlos. Siempre va a volver. Aunque mamá se enfade, siempre me va a proteger. Aunque papá un día chille, va a estar ahí cuando más lo necesite.
Podría poner varios ejemplos más sobre el tema, pero no quiero alargarme mucho. Si os interesa me lo hacéis saber y yo encantada de seguir contando. Pero creo que cuando hablamos de cuentos de hadas hemos de poner una mirada más profunda, que atraviese esos roles y que mire qué función tienen esos personajes para el inconsciente de les niñes.
¿Entonces cómo hacemos?
Dicho esto, me sigue pareciendo que faltan cuentos adaptados a las nuevas familias, a los nuevos roles de género. Donde las niñas también puedan sentirse como aventureras. Y los niños puedan ser rescatados. Donde una niña no se sienta cómoda con su cuerpo de niña. Donde un niño se enamore de otro niño. Donde una niña tenga dos mamás. O dos papás. Eso está claro. Y creo que esa es nuestra función como adultes.
No creo en la censura. En general. Así que no creo que la respuesta sea nunca censurar cuentos de hadas. Creo que es importante que podamos contar los cuentos clásicos, pero acompañando. Añadiendo y matizando lo que creemos necesario.
Y que a la vez podamos crear historias nuevas, que conserven todos los beneficios de los cuentos de hadas. A veces, cuando ojeo cuentos para Blai, me da la sensación de que son tan políticamente correctos que pierden la esencia. Pierden esa función tan importante que permite al niño elaborar sus conflictos. Hay que crear cuentos nuevos, que sean profundos, que hablen de los conflictos que atraviesan a les niñes, que los nombren. Que hablen de rabia, envidia, sexualidad, deseo, celos, rivalidades. Pero que incluyan todas las realidades. Y todos los tipos de familias. Cuentos en los que lxs protagonistas sean libres e iguales.
El progreso nunca va de la mano de prohibir ni censurar. Nunca va de la mano de quemar libros. El progreso va de crear nuevas opciones. De sumar. Nunca de restar.
1 Comentario
Los comentarios están cerrados.
Verónicarc78
No tiene nada que ver pero hablando de familias, de diferentes familias te recomiendo "Familias" de OH mami blue, las ilustraciones me encantan y aunque Blai es pequeño seguro que a ti te gusta. En cuanto a los clásicos yo si se los he leído a mis hijos aunque he ido haciendo mis propias versiones cambiando algunas cosillas, por poner un ejemplo, a Blancanieves se le resaltaba mucho como atributo la belleza y esto en casa ni lo mencionamos el tema de la malvada madrastra también la retocamos bastante y al padre también le damos importancia en la educación de su hija... Dependiendo de la edad también los voy modificando... Yo de pequeña leía todos esos cuentos y a mi me hicieron hacerme más preguntas, a ser más crítica, a no callarme ante muchas injusticias... Creo que el problema de hoy no son esos cuentos y esta bastante más en las redes, en la música que escuchan desde muy pequeños... Los cuentos!!! Si hay muchos niños que ni saben que es una biblioteca...